Películas esquivas

Hay películas que se hacen las “difíciles” y parecen esquivar a quienes desean volver a verlas o apreciarlas por primera vez.

Por ejemplo, durante muchos años quise volver a ver una película checa que me deslumbró durante mi infancia: Un día, un gato, de Vojtech Jasný. Por increíble que parezca, esta joya del cine, que ganó el premio especial del jurado en el Festival de Cannes de 1963 por su extraordinaria calidad plástica y sus búsquedas visuales, es muy difícil de conseguir. Pero el que persevera triunfa y, un buen día, buscando en eBay, que es como el gran “mercado de pulgas” del ciberespacio, la encontré editada en un DVD de muy, pero muy mala calidad. El transfer es como para levantarse y apagar el televisor, pero, como dice el refrán: “del lobo, un pelo”. Por fin pude verla. Y espero que en algún momento Criterion u otra compañía se anime a difundir Un día, un gato con la esmerada restauración digital que se merece.

Otra película que se me resistió durante décadas, hasta que, después de mucho bregar, la “pesqué”, es El esqueleto de la señora Morales, del director Rogelio A. González, interpretada por Arturo de Córdoba y Amparo Rivelles. También la había visto cuando niño y estaba deseoso de rencontrarme con ella como adulto. En esos casos, a menudo el rencuentro resulta frustrante y uno queda decepcionado, pero este filme mexicano de 1960 me pareció delicioso, un clásico del cine de humor negro latinoamericano, que debería ser conocido y disfrutado por un mayor número de espectadores.

También he buscado durante años un corto soviético que vi en mi adolescencia y que recuerdo como algo muy especial. Se titula Los dos, la dirigió Mijaíl Boguin y trata sobre la relación sentimental que nace entre un músico y una joven sordomuda. Aunque parezca una idea cursi, la película no lo era en lo absoluto. (Al menos en mi recuerdo.)

Con El cuento de los cuentos, el extraordinario dibujo animado de Yuri Norstein, tuve más suerte: una década después de haberlo visto en una proyección especial en la sede de los estudios de animación Soyuzmultfilm, en Moscú, pude hallarlo en un DVD y ponérselo a varios amigos escritores y pintores. Dura 27 minutos y ahora incluso puede verse en YouTube. Este es un filme indescriptible, de una gran belleza, lo que se dice una verdadera obra maestra. No en balde ha sido escogido, en varias encuestas, como el mejor animado de todos los tiempos.

Sin embargo, hay una película que, aunque la busqué hasta en la misma Praga, no he podido conseguir y volver a ver. Se trata de Sobre algo distinto (1964), la primera obra de la directora checa Vera Chitylová. Recuerdo que tenía dos planos paralelos que avanzaban al unísono, cada uno centrado en la vida cotidiana de una mujer. Una de ellas era una gimnasta. ¿Y la otra? Creo que un ama de casa dedicada a su familia. No me acuerdo bien. Figúrense, la vi cuando tenía diez o doce años, en mi cine favorito de Ciego de Ávila: el Carmen. Durante las vacaciones que pasaba en casa de mi abuela, a fines de los años 1960, todos los días iba una o dos veces al cine –al Principal, al Iriondo o al Carmen– y veía películas de todos los países y de todos los géneros.

En esa misma época vi otra película que tengo entre mis “asignaturas pendientes”: Mar loco (1963), con Gina Lollobrigida y Jean Paul Belmondo. No he logrado dar con ella de nuevo. La suerte es que hoy día, en varios portales de Internet pueden verse íntegras obras que hasta hace poco eran de difícil acceso. Así que en cualquier momento encontraré Mar loco por ahí.

La que no tengo esperanza de encontrar, porque ni siquiera recuerdo su título, es una película china que vi, también cuando niño, en el cine Pionero, en la calle San Lázaro. Transcurría en una fábrica textil y trataba sobre la competencia que entablaban varias obreras para ver a cuál de ellas le aprobaban el diseño para una tela. Supongo que debe haber sido aburridísima. Lo que se dice un clavo. ¿A quién se le habrá ocurrido programar un filme de ese tipo en un cine para el público infantil? ¿Y por qué demonios seguiré acordándome de ella, medio siglo después de verla? ¡Misterios de la mente humana! ¿Será que después de todo no era tan mala? Por eso quisiera verla otra vez, para salir de la duda.

Y también hay películas que uno consigue ver por primera vez, al fin, porque le salen al paso en el lugar menos esperado. Así me sucedió con Vicios privados, públicas virtudes (1976), del director húngaro Miklos Jancsó. En Cuba, por razones que no hay que explicar a quienes conocen ese filme (en el que hay varias escenas capaces de escandalizar a cualquier puritano), nunca se exhibió. Pues imagínense que estaba yo caminando por las calles del centro de San José, cuando vivía en Costa Rica a principios de los años 1990, y de pronto veo un letrero anunciándola… en un cine porno. ¡El cerebral Miklos Jancso en un cine porno tico! Si eso no es surrealismo, se le parece bastante. De más está decir que compré inmediatamente mi boleto y entré a verla. No sé qué habrá opinado el público habitual de aquel cine de mala muerte al ver la obra de Jancsó, pero yo quedé encantado de poder “matar ese enano”.

5 thoughts on “Películas esquivas

  1. Un placer leer este post y los comentarios posteriores, lamentablemente no he tenido la oportunidad de ver ninguna de la películas señaladas, sin embargo he quedado entusiasmada para de alguna forma buscarlas y tener la posibilidad de apreciarlas, sino todas, a menos alguna de ellas.

  2. Sigue escribiendo sobre cine, es un tema que me gusta mucho. Voy a tratar de ver algunas de las películas que mencionas y espero que no me sean tan esquivas

  3. He disfrutado muchísimo leyendo este post tuyo sobre estas películas esquivas para ti. Al igual que tú, como cinéfilo tengo mi propia lista de películas que desearía volver a ver.Y una de ellas es ” El esqueleto de la Sra Morales “.

  4. Supongo que tu deseo de querer ver una película china con semejante tema se explica porque, en el fondo, debió ser una comedia kitsch, llena de esas situaciones surrealistas que son propias de una sociedad que quiere implantar una manera de pensar tan absurda que resulta risible. Estoy segura de que si la viéramos ahora, disfrutaríamos de un rato de buen humor negro.

    Por otro lado, he disfrutado mucho de este post. Me has dejado con ganas de volver a ver varias de esas películas. “El esqueleto de la señora Morales” es un clásico que vi mil veces por la TV cubana, cada vez que lo ponían.

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