Recuento cultural del 2012 (un resumen muy personal)

El primer día de un nuevo año es un buen momento para mirar atrás y hacer un resumen de algunos encuentros significativos que nos depararon los libros, los teatros, los cines, los discos y los museos. He aquí cinco experiencias culturales del 2012 que, por distintos motivos, fueron gratificantes para mí.

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Welles y “El Quijote”

Don Quijote es la mitad de España y Sancho la otra mitad. El hidalgo es el sueño español de la caballerosidad en toda su absurda maravilla. Es la locura llena de nobleza, de dignidad y de incorruptible galantería que ilumina el carácter español. Su escudero es la tierra española misma. Es todos los hombres que han vivido sobre esa tierra desde que se aró por vez primera. (Orson Welles.)

Si a algún director de cine se le puede aplicar, sin temor a equivocarse, el adjetivo de quijotesco es a Orson Welles (El ciudadano Kane, La dama de Shanghai). Excepto contadas excepciones, el rodaje de sus películas fue siempre una aventura comparable a las del ingenioso hidalgo de La Mancha. Si el personaje de Cervantes se enfrentó con los molinos de viento para dejar en alto su honor de caballero andante, Welles, decidido a hacer arte sin la incómoda supervisión de los productores de Hollywood, también tuvo que lidiar con obstáculos de todo tipo. Desde inversionistas que le fallaban en el último momento hasta actrices que se arrepentían de hacer el papel de Desdémona en su adaptación de Otelo. Una perenne falta de presupuesto lo obligaba a interrumpir sus filmaciones y no le quedaba otra alternativa que sumarse al elenco de películas de dudosa calidad, que lo reclamaban como actor, o dirigir algún documental para la televisión con tal de poder reunir el dinero que le permitiría sacar adelante sus proyectos personales.

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Películas esquivas

Hay películas que se hacen las “difíciles” y parecen esquivar a quienes desean volver a verlas o apreciarlas por primera vez.

Por ejemplo, durante muchos años quise volver a ver una película checa que me deslumbró durante mi infancia: Un día, un gato, de Vojtech Jasný. Por increíble que parezca, esta joya del cine, que ganó el premio especial del jurado en el Festival de Cannes de 1963 por su extraordinaria calidad plástica y sus búsquedas visuales, es muy difícil de conseguir. Pero el que persevera triunfa y, un buen día, buscando en eBay, que es como el gran “mercado de pulgas” del ciberespacio, la encontré editada en un DVD de muy, pero muy mala calidad. El transfer es como para levantarse y apagar el televisor, pero, como dice el refrán: “del lobo, un pelo”. Por fin pude verla. Y espero que en algún momento Criterion u otra compañía se anime a difundir Un día, un gato con la esmerada restauración digital que se merece. Continue reading