–Veintidós años sin Eliseo Diego.
Falta algo más de un par de horas para que se termine este primer día de marzo y justo ahora recuerdo que un día como hoy, en el año 1994, falleció en Ciudad de México uno de mis autores cubanos preferidos: Eliseo Diego; alguien a quien me gusta, a veces, llamar maestro, aunque nunca revisó un texto inédito mío para hacerle correcciones ni me dio ninguno de esos consejos que suelen dar los grandes a los jóvenes escritores. Pero algunos amigos muy cercanos a mí en los tempranos años 1980 saben que a menudo, cuando necesitaba escribir algo bien, me encerraba un rato primero con sus Divertimentos, con El oscuro esplendor, con El libro de las maravillas de Boloña, con la esperanza de que algo de la luminosidad y el virtuosismo de orfebre de su creaciones llegara, por carambola, a las páginas de Striptease, mi primer libro de cuentos para adultos, que por entonces estaba escribiendo.