Al leer el título de esta nota, probablemente te vengan a la mente los nombres de algunas de esas cantantes con vocecitas de helio que –¡milagros del mercadeo!– venden millones de discos y hasta reciben premios Grammy. Pero no, ninguna de ellas está a la “altura” de la gran Florence Foster Jenkins, a quien resulta imposible disputar el título de Peor Cantante de Todos los Tiempos.
Para empezar, hay que aclarar que la pasión de la Foster Jenkins no era la música popular, sino el bel canto. Desde niña deseó actuar en el Carnegie Hall de New York, como toda una diva, y, aunque sus condiciones vocales eran mínimas, por no decir nulas, lo logró gracias a su dinero y su tenacidad.